10 propósitos para mejorar nuestro sexo
Desde mi adolescencia las listas intentan ordenar mi caos (un imposible) y, claro, a cada año que empieza cae una llena de buenas intenciones. Después, lo reconozco, cumplo de la misa la mitad, aunque intento no fallarme en los propósitos eróticos. Al fin y al cabo, son placenteros. Comparto una de corte sexual que funciona, por si te inspira. Mal no te puede hacer. De hecho, espero que, también para ti, algunos de estos propósitos dejen de serlo para convertirse en costumbres arraigadas.
1. Le dedicaré al sexo el cuidado que se merece. Eso implica tiempo: para practicarlo, por supuesto, pero también para aprender cosas nuevas, de mí y y de quienes se comparten sexualmente conmigo, y para buscar y probar experiencias diferentes, incluidas algunas que me asustan pero me atraen. Lo he dicho mil veces: le dedicamos más tiempo a investigar cómo preparar un gran plato que a aprender cómo disfrutar más de nuestro erotismo. A cualquier cosa (deporte, leer, ver la tele…) le solemos dedicar más esfuerzo. (A propósito, si uno de tus problemas es que no encuentras tiempo para saborear a tu pareja lee: Programar citas sexuales: una gran idea minusvalorada.)
2. Verbalizaré lo que quiero… ¡y lo que no! ¿Cuántas veces has pensado “ojalá me mordiera el cuello, “cuándo dejará de chuparme la oreja”, “cómo me gustaría que me dijera algo salvaje” y no has osado expresarlo? Sea lo que sea y me cueste lo que me cueste, daré una patada a mi vergüenza, a mi miedo, a mi culpa ¡y me dejaré conocer de verdad! Nos callamos demasiado y eso no es malo, ¡es nefasto! No me quiero ir de este mundo sin haber, por lo menos, intentado realizar mis deseos. Y si algo no le gusta a mi sparring, ¡sabré a qué atenerme! Su negativa puede implicar muchas cosas: renunciar a mi deseo, adaptarlo para que nos apetezca a ambos, buscarlo en otra parte… Por supuesto, espero que mi amante también pida. (Más sobre cómo comunicarse en los posts ¿Y si te atrevieras a decírselo? y Hablar o no hablar y… ¿hasta qué punto contar? )
3. Averiguaré qué deseo… o ¡qué más puedo desear! ¿Cómo pedir o lograr lo que desconozco querer? ¿A qué es una verdad de Perogrullo? Pues, ¡la de gente que no tiene ni idea! En consulta es común escuchar “es que no sé lo que me gusta” o quejas sobre las rutinas que aburren. Toca averiguar qué queremos o que más podemos desear. Pongamos un ejemplo, si te preguntase qué zonas de tu cuerpo te gusta que te estimulen, ¿sabrías ir más allá de sota, caballo y rey (= genitales, pecho y boca)? O ¿alguna vez has probado a pedir que te acaricien más rápido, más fuerte o de otra manera para ver qué pasa? (Más sobre el tema en Tócame donde nunca me hayas tocado.) Puede que este propósito implique experimentar a solas. Ya tendrás tiempo de compartir tus descubrimientos, ¡si quieres!
4. Probaré, al menos, dos cosas nuevas. Dicho de otro modo, no me conformaré con más de lo mismo. Nunca lo he hecho, no voy a a empezar ahora. Este es un propósito que renuevo cada año. Me lo planteo con estas u otras palabras, pero es fundamental. Para mi, para ti y para quien sea. Para que el sexo sobreviva hay que aliñarlo, replantearlo ¡y lo que haga falta! Para ti puede que sea permitir que tu pareja explore oralmente tu sexo o aprender a durar más (es posible), para otra persona comprarse un juguete o, quizás, un lubricante y para un tercer parroquiano, leer un libro de sexo o acudir a un taller sexual en busca de esas novedades. Y si no tienes idea de qué estrenar esta temporada (decirle de una vez lo que quieres, comprarte un plug, vestirte de duro poli…), no tienes excusa: en este blog encuentras mil ideas para renovarte… y no morir. Desde las historias de El Confesionario hasta la nueva sección de Juegos para adultos, pasando por las aportaciones de quienes suben sus comentarios. Sean lugares, sean prácticas, sean papeles, sean productos… ¿qué quieres descubrir?
5. Dejaré de creerme lo que me venden como modelo de sexualidad… y buscaré el mío propio. Casi todos creemos en algún falso mito sexual del tipo “todos practican más sexo que yo”, “hacerlo es igual a coito”, “si no hay orgasmo no vale”, “los mayores no lo practican”, “la masturbación es un pobre sustituto del amor”… Podría seguir, porque hay muchas más falsas creencias que dañan nuestra satisfacción sexual. Hazte esta pregunta: ¿para ti qué significa el concepto placer sexual? Quizás desees compartir tu pensamientos con tu pareja o con amigos. Hablar de sexo ayuda a darle su lugar y a superar muchas tonterías. Recuerda uno de mis lemas: de todos aprendemos. Piensa qué mitos perjudican tu sexualidad y dales puerta. Lo cierto es que cualquier cosa que nos ponga, nos vaya, nos haga felices puede ser sexo y lo importante es que sepamos qué nos hace vibrar a nosotros y no nos dejemos influir por nuestra mala educación sexual o lo que vemos en el porno. Cada uno es responsable de crear su propio libro de estilo.
6. No me preocuparé por mi desempeño, me ocupare de mi placer. Este propósito es consecuencia inmediata del anterior: la mayoría de los falsos mitos sexuales generan mucha presión para estar a la altura. Todos, en mayor o menor medida, nos vemos afectados por esa sensación de que hemos de cubrir o superar un listón. Plantéate esto: ¿Qué creencias acerca de cómo ha de ser tu sexo limitan tu placer? Más importante: ¿te sirven de algo?
7. Practicaré estar presente y pondré coto a esas voces que, a menudo, juegan en mi contra. En vez de vivir en la cabeza (diciéndote, por ejemplo, “no podré aguantar y me correré enseguida”, “me va a mirar mal si le pido esto”, “no tengo ganas”, “he engordado”… ) proponte vivir lo que acontece sin más. Nada peor que estar monitorizando todo lo que (nos) pasa en la cama, comparando, criticando, maleando el momento. Aprende a olvidarte (se puede) de todo eso. Deja de pensar y céntrate en sentir lo que siente tu cuerpo. Y como a esta cuestión ya le he dedicado muchas líneas, te remito al post: Otra forma de compartirse y a los que escribiré en un futuro.
8. Respetaré y honraré mi cuerpo, porque su (supuesta mala) apariencia genera el mismo perjuicio que la preocupación por nuestro desempeño: no nos permite estar por lo que hay que estar, es decir, por sentir placer ¡y punto! Hay que aprender a aceptarlo como es, tan hermoso como es, y sacarle el mayor partido sexual posible.
9. Tomaré la iniciativa… o me rendiré ante el poderío del otro. Podría ser una de esas dos novedades a experimentar, pero se merece tanta atención que lo convierto en un propósito. Si siempre esperas que tu pareja de el primer paso o nunca te has dejado hacer, ¡prueba lo contrario! ¿Qué te impide traspasar esa puerta que te llevará, seguro, a un mundo de nuevas sensaciones y juegos? Quizás el miedo, tal vez la pereza, puede que la desconfianza… En serio, ¿no te gustaría arrinconarle y someterle a tu deseo o rendirte y dejarte hacer lo que le venga en gana?
10 . Le daré una auténtica oportunidad al sexo no coital. Sexo no es igual a penetración. Ese es uno de los grandes mitos de los que hemos de desprendernos ¡de una puñetera vez! Y no me extiendo más, porque ya lo explicó en este post: El coito no lo es todo en la vida.
Hasta la próxima. Si te apetece compartir tus propósitos, me encantaría conocer los tuyos. Igual acaban en mi lista.
Cuanta razon!!! si todos echasemos un vistazo a esto, todo iria mucho mejor!!
Sólo puedo decir una cosa: Me ha encantado!!! Creo que voy a imprimirlo y memorizarlo.
Solo deseo el momento de poder verla y darle un abrazo de esos que te dejan rendido a sus mis pies ! Te quiero Olga.
Enviarle un audio por whatsapp de los sonidos que salen de mi boca cuando tengo un orgasmo.