Quién dijo que el amor es un campo de batalla no se refería exactamente a lo que viene a continuación, pero ¿alguien se ha librado de tener un accidente sexual? Léase, algo light, como el preservativo que decide perderse en su habitat más preciado o el somier que se rompe por el ímpetu de los amantes, hasta un percance, algo más doloroso, como el pene que hace catacrac por una embestida mal calculada (uf, ¡eso jode! y nunca mejor dicho) o… ¿quién no ha visto la radiografía de esa botella en el interior de un recto o ha escuchado la anécdota del móvil en una vagina?
Se calcula que cada año, una tercera parte de la humanidad (un 33%, según un estudio publicado en Medical Insurance) sufre una lesión durante un encuentro sexual y ¡el cinco por ciento de los “dañados” tiene que pedir la baja! Me pregunto cómo la explican.
¿Cuáles son los típicos accidentes sexuales? De más a menos: tirones musculares, lesiones de espalda, quemaduras por rozaduras en la alfombra, tortícolis o calambres en el cuello, golpes en codos y rodillas, contusiones en los hombros, torceduras de rodillas y muñecas, esguinces y distensiones de tobillo y dedos magullados. ¿Y lo que más rompemos? Por este orden: somieres, botellas y copas de vino, marcos de fotografías, sillas, tazas, paredes, mesitas de noche, puertas, ventanas y floreros. Por último, los lugares más peligrosos: sofá, escalera, coche, ducha, cama, silla, mesa de la cocina, jardín, retrete y… ¡el armario de la oficina! Lo que somos capaces de hacer por pecar. Para ver la infografía (en inglés), clicar aquí. Incluye algunas anécdotas… ¿graciosas? Y no te olvides de visionar el vídeo pulsando sobre la imagen superior.
¿Te atreves a compartir alguna anécdota o historia para no dormir? No hace falta que se tuya.




Un accidente habitual: doloroso golpe cabeza con cabeza en el momento del orgasmo. No es solo el dolor, corta toda emoción.
Pondré un link en la siguiente entrada de mi blog, me ha gustado mucho Sylvia.
Lo que voy a relatar no sabría si definirlo como “accidente”, pero allá va.
Con 20 años, mi novia de entonces y yo acabábamos de hacer el amor en el coche en un descampado al lado de un río. Era una noche de verano y el calor generado en el “fragor de la batalla” era horrible, por lo que dejamos las ventanillas totalmente abiertas permitiendo que entrara algo de fresco y nos quedamos dormidos tal como estábamos, desnudos. No sólo entró algo de fresco, también entró un mosquito con mucha puntería que me picó por dos veces en el pene que me provocó una hinchazón bastante seria y unos picores que al día siguiente fueron muy difíciles de disimular.
Yo pagué la novatada de no conocer las moquetas con unas quemaduras que ni te lo crees…
Acabo de encontrar un vídeo sobre el tema, eso sí, en inglés: 101 Embarrassing Sexual Accidents. Si alguien lo encuentra en versión subtitulada, que me lo pase y lo cambio. Si encontráis buenos vídeos, subirlos.
Yo, con un “rollete” fijo que tenía, de tanto besarnos andaba siempre con la barbilla pelada como cuando te da mucho el sol y te cae la piel a tiras, pero en este caso sólo la de la barbilla…y claro, todo el mundo me preguntaba de qué era, y yo decía que era una quemadura del sol (al que no le coló fue al farmaceútico que me recetó una buena pomada
. Yo creo que debía tratarse de alguna alergia a alguna crema de afeitado que usaría, porque no llevaba barba “tipo lija”
http://elultimoquecierrelapuerta.files.wordpress.com/2008/10/atestado-policial.jpg
Esto ya hace tiempo que circula por Internet, y no sé si será verdad o no, pero divertido es un rato largo.
Saludos.
diossssssssssss
madreeeeeeeeee que dolor
Esto me recuerda la anécdota el del tipo que ató a su señora a la cama y, bromeando, quiso emular el salto del tigre con tan mala fortuna que al lanzarse desde un buró cayó mal y se rompió la pierna… Imagino la cara de quién se los encontró.
Un día decidir quedar con un chico… estos días que estás de calentón y se te apetece tener sexo porque sí. Pues quedamos en mi piso, empezamos a besarnos, a tocarnos, [...] Cojo un preservativo de mi mesita de noche y me dice… “mmm ¡no! yo traigo de los míos, que son… especiales” y me saca una cajita de preservativos negra que pone XXL, pensé “buuuueno pues vale, quizá haya diferencia de un preservativo a otro, pero vaya lo he hecho con otros chicos que tienen el mismo grosor de pene que el tuyo y no le han molestado”. Total… que tras la eyaculación va a retirar su pene de mi vagina y el preservativo había desaparecido. Le miré con cara desconcertante, me introduje mis dedos en mi vagina y tras una pequeña búsqueda, di con el preservativo y me lo saqué. Mientras, el chico me dice… “¿esto nunca te ha pasado? Porque suele pasar mucho…”. Quizá querer impresionar con ponerse un preservativo XXL o no estar pendiente de él tras la eyaculación, pero desde luego a mí no me pasa a menudo, que eso no quita que nunca pueda pasar.
Pues yo más o menos como María. Yo iba a hacer el bachillerato a los jesuitas (encima! jajaja) cuando estaba enamoradísima!!! de mi chico, así que sin dudarlo me escapaba del cole y me iba un rato con él al parque a liarnos. El problema fue que un día tuve clase con la tutora antes de mi súper fuga y cuando volví de mi fuga volvía a tener clase con ella y claro vio el antes y el después. Resulta que cuando volví tenía toda la nariz y barbilla roja hasta el punto de tener costras al día siguiente y al otro. La profe se quedó a cuadros sin saber qué decirme cuando primero me vio entrar en el aula con la clase ya empezada y segundo me vio la cara, jejje
Otro anécdota… que me gustó! Estaba con un chico en su coche, en un descampado. En pleno acto sexual, en la parte de atrás del coche, completamente desnudos, yo sentada encima de él, se acerca un coche y se pone justo al lado de nuestro coche, me quedé mirando la cara del conductor, me creía que quizá podría ser un amigo suyo que vio el coche de lejos y se acercó a saludarle, pero no!! él no lo conocía, nos quedamos…ehhh??, tras unos segundos se va y aparca al lado de otro coche que había algo más lejos que el nuestro, vaya que se había confundido. Después nos reímos… aunque a él al principio se lo cortó un poco el rollo pudimos seguir a lo nuestro. Lo curioso es que a mí me moló, eso de que me sorprendan en pleno acto sexual… una experiencia diferente, no me cortó para nada el rollo.
jajajaj me acabo de acordar de uno de una amiga mía. Le compró al novio unos calzoncillos comestibles… de caramelo rojo. Pues en la masturbación y en el sexo oral se le lleno la boca y las manos de rojo, fue al baño y no se le quitaba!! Se le seguía quedando la mano y la boca roja… Cuando llegó a su casa y el padre la vio así le preguntó que qué le había pasado… Ella utilizó una excusa muy socorrida: “Se me explotó el pilot en la boca!!” Qué risa nos echamos
(Amiga espero que no te molestes al contar tu historia pero es que no me he podido resistir)
Esta no es mía, la verdad es que la leí en un libro de anécdotas médicas, cuyo autor no recuerdo, pero que por si a alguien le interesa se llama “Diga 33″. Pues resulta que a un señor ya de cierta edad le tenían que hacer una colonoscopia, y allá que se fue el buen señor al que por supuesto le acompañaba su santa no fuera que el médico preguntase algo y ella no estuviera allí para responder rauda y veloz…Suben al señor a una camilla y se pone de cuatro patas, a que empezaran con la prueba. Nada más empezar, el buen hombre empieza a decir “que me corro, que me corro”, y por lo visto el médico no sabía dónde mirar, la enfermera aguantándose la risa, la esposa queriendo fundirse con el decorado, y el señor a lo suyo “que me corro, que me corro”, y nadie decía nada al respecto. Hasta que el pobre hombre se ostió contra el suelo, porque no se estaba corriendo (por desgracia para él) sino que se estaba ESCURRIENDO de la camilla!!
Me he partido de risa leyéndolo, ¡y que bien contado Cristina!
Muy bueno!!!
Sé que te costará creerlo, pero me dormí a mitad de un viaje a la gloria. Chica, el piloto era tan bueno que aquello apenas se movía!
hace muchos años fue en un coche, un 127 para ser exactos. Es un coche muy pequeño y acabé dándome un porrazo con el cambio de marchas en la pierna el moratón duró un montón de tiempo
Acelerando acelerando, en esa posición definida la Andromaca, él y yo, los dos, juntos y al unísono con un buen ritmo musical… pero de repente una mala nota “UN TIRÓN EN LA PIERNA!”, sumado a una mala lubricación y una potencia bestial provocada por la gravedad, mi culo descendió hasta lo más profundo hasta que se apoyo a la perfección… EL ACCIDENTE UNA ROTURA DE FRENILLO. uuuuffffff entrar entró toda!!! pero a él … su miembro le quedó de vuelta y media.
(FUE UNA RELACIÓN SEXUAL GAY)
jajajaja padrisimo tema, compartire una experiencia bastante chusca pero agradable que me ocurrió con un ex; ahí tienen q en plena acción de repente la cama hizo croak croak y que se quiebra quedamos atónitos, pero no paso más de un minuto para continuar lo que habíamos interrumpido.. xD
Una vez me contarón fuentes de primera mano que en un centro de salud se presentaron una pareja de adolescentes al día siguiente de haber echado un polvete para saber si había peligro de embarazo ya que él había usado como proteccion una bolsa de pipas que era lo que tenía a mano.
Gracioso y triste a la vez, no?
Uf… espero que no quedara nada de sal…
A nosotros nos pasó una hace tiempo, de la que todavía nos reímos. Estaba yo encima, con la postura de Andromaca como creo que le han dicho por aquí. Y claro, ya una no tiene la flexibilidad de otros tiempos, además ya no hace tanto deporte… con lo cual entre bote y bote, me dio un tirón en la cadera de campeonato. El caso es que mi pobre pinche confundió mis expresiones de dolor con expresiones de placer, y él tan feliz a lo suyo y encima pensando: “Qué bien! Por fin orgasmo vaginal!” El final de la escena fue de traca, yo retirándome de encima como podía, entre muerta de la risa y muerta del dolor. Y él que por fin se dio cuenta de lo que estaba pasando, riéndose a la vez que se preocupaba de si estaba bien.
También tenemos una en la categoría de accidentes domésticos: estrenamos nuestra convivencia dejando la tapa de la taza del vater en siniestro total.
Mis accidentes sexuales tienen que ver, sobre todo, con las crostas y moratones. Cuanto más intenso y placentero es, menos dolor siento y menos cuenta me doy de las heridas que me estoy haciendo, jajajaja.
Una vez, estaba de noche en una casita de socorrista de estas típicas de playa, yo encima de él y con las rodillas rozando el suelo. Así es que, entre la velocidad e intensidad, me acabaron sangrando las rodillas. Aún tengo las marcas de esas heridas, después de 3 años ya… Jajaja, estuve hecha un cromo.
Pues debió de ser apoteósico, porque para no darse cuenta… Jajaja. Qué buenos recuerdos al mirar esas cicatrices!
Me acabo de acordar de una… no fue exactamente un accidente, pero se disfrazó como tal. Estaba en urgencias y me pasó lo que me suele pasar. “¿Profesión?” “Escritora”. De eso solemos irnos a: “¿Y qué escribe?” Me encanta decirlo: “De sexo. Pregunte lo que quiera, soy una enciclopedia del tema”. No es verdad, pero me divierte soltar tonterías de este calibre. Normalmente capto el interés del médico de turno, al que le suele costar muy poco pasarse un buen rato comprobando que estoy de puta madre. ¡Me refiero a sana!
En una de estas, creo que era algo de estómago, el doctor, que estaba de muy buen ver (casado y con hijos, acabo sabiéndolo… casi todo), me empieza a contar el caso de una pareja que aparece en urgencias porque a ella se le habían ido hacia dentro las bolas chinas que se había colocado en el recto. A ella no le importo nada ser palpada -vamos, que se coloco en un plis plas a cuatro patas dispuesta a ser examinada- y al ver que no localizaba nada, el médico le propuso pasar por los rayos X o lo que fuera para ver dónde estaban las puñeteras bolas… En ese instante, ¡la chica recordó que quien se las había colocado era su pareja y le propuso que le hiciera la inspección rectal a él!
Se acordó? jaja.. que bueno!!!
Pues aunque te parezca sorprendente, no me acordaba. Siempre he pensado que debería apuntármelo todo, porque si escribiera un libro de historias sexuales y vivencias relacionadas con mi trabajo, ¡sería un best-seller seguro!
Accidente, accidente no fue…. Pero después de un largo coito (casi 2 horas y media yo sobre él, y sorprendentemente todo ese rato disfrutando!), al ponerme de pie se me doblaron las rodillas por lo débiles que estaban y casi caigo al suelo. Fue una semana entera de agujetas en las piernas… Ojalá todas fueran por esos mismos motivos!!!
Anécdota propia no encuentro en mi cabeza, pero sí recuerdo una noche que yo tendría unos 13 años, intentaba dormir, estábamos en la casa de mis abuelos en el campo, y yo no podía conciliar el sueño con tantos ruidos de animales y el viento… Era horroroso… Escuchaba perros jadeando todo el tiempo. Me pasé a la cama donde dormía mi hermanito para ver si así se me pasaba el miedo y podía dormir. Cuando no pudimos más del desespero y del miedo, decidimos ir a por mi padre para que nos protegiera… Jaja… cuando llegamos, lo pillamos a él con su esposa haciéndolo. En ese momento se me pasó todo el miedo y a mi hermano también. Y ya entendí que los perros jadeando eran ellos…
Recuerdo q una doctora uróloga me contaba una historia de un chico q se había metido un salchichón inmenso por el ano, y q al no conseguir quitarselo, acudió a Urgencias. Evidentemente fue la comidilla de todo el hospital, todo el mundo aguantandose la risa pero ya cuando estaban en quirófano y al sacarselo no pudieron aguantarse al ver la marchan del mega salchichón q se había introducido. Al parez era una marca muy cutre y barato, creo recodar q era Salchichón La maravilla … Al final la coña le salió dolorosa y el personal se decía “con un o ibérico esto no le hubiese pasado!!! Jajaja
Cumpleaños de la madre de mi ex. El “niño” venía muy feliz por todo lo que habían hecho mientras aparcaban el coche. Total, que subiendo las escaleras continuó el jueguecito y se corrió en las escaleras. De la emoción, se resbaló y comprobó cuántos escalones tenía aquella escalera. Se hizo una fractura del coxis. El mismo ex, una vez tuvo un lío con una americana, y mientras se corría, no tuvo más narices que decirle I’m running, como si se fuera a ir corriendo…
La bomba, Lucas (muchos ya lo conocéis), me ha descubierto un libro, escrito en clave de humor, titulado “¡Atascados! 100 objetos insertados e ingeridos en lugares que no deberían” (está en inglés: ) que recopila algunos casos realmente curiosos. Según el artículo, publicado en Noticias de Navarra, uno de los autores, Marty A. Sindhian, cuenta que la idea se le ocurrió cuando vio una cinta de casete en el interior de un paciente y que se notan los avances tecnológicos, porque ahora se encuentran iPods. En cuanto a cómo han acabado donde han acabado, Sindhian explica que “a veces los pacientes nos dicen que estaban desnudos realizando algún tipo de tarea doméstica cuando se han caído o lo que sea y han aterrizado en el objeto. Otras veces sí cuentan que es el resultado de una actividad sexual” y añade que el alcohol también es una excusa muy común, pero que las generaciones más jóvenes son cada vez más directas y sinceras. Para leer el artículo entero, clica aquí. Si quieres ver imágenes del libro entra en este enlace.
Traduzco algunas de las historias que recoge:
- Un paciente explica que va a pasar un día de relax, pescando en el mar. Lleva con él un cuchillo para cortar el cebo y limpiar el pescado y cuenta: “Estaba pescando y debo haberme quedado dormido y revolcado por el suelo. Lo siguiente que supe, es el cuchillo estaba dentro de mi”. Elemental querido Watson.
- Excusas o razones para que un paciente tenga una botella metida en el trasero (según los autores suelen ser honestos respecto a lo ocurrido):
A: “Doctor, estaba pasando la aspiradora desnudo y me caí. Fue un tiro ente un millón y me tocó”.
B: “Mis manos estaban llenas”.
C: “Me juré que esto no me volvería a suceder. Esta vez me aseguré de ponerle una cadena a la botella y cerrar el tapón, pero cuando tiré de ella, no había nada al otro extremo”. Al menos, inteno que no le volviera pasar!!
C’est la vie!
Dios!! Creo que tendré pesadillas con la imagen del tenedor!! Gracias Sylvia por el enlace!!
La verdad es que la “inconsciencia” del momento luego trae sus consecuencias. Tan sólo apuntar un odio personal hacia la arena, cada vez que veo una escena de follaje playero en películas siempre me pregunto si el guionista lo ha hecho alguna vez así.
Fogata playera, unas copas, se busca unas dunas apartadas para despelotarnos y baño a la luz de la luna. Bueno pues después de bañarse es muy mala idea continuar la coyunda en la arena, tiende a pegarse por los lugares más insospechados y acabas con arena en la boca, en los ojos y hasta que no te metes un buen duchazo tu glande y prepucio te recuerdan permanentemente que no son croquetas, y por la otra parte tampoco debe ser muy agradable tenerla en pliegues y repliegues además de rozaduras diversas.
Cielo mío, ¿a quien se le ocurre? Hasta los grandes yerran de vez en cuando. A eso se le llama piropo.
Me han ocurrido algunos “incidentes” pero el que no se me olvida, es este, quizá sea por el frío que pasé aquel día…
Nos dejaron una casita en el campo unos amigos para un fin de semana, perfecto, como si fuera nuestra, pero cuando llegó la noche, fuimos a la habitación y allí era imposible hacer ná de ná, porque hacía un frío mezclado con humedad que no era normal, como no funcionaba el aparato eléctrico que había allí nos fuimos a la cocina. Como allí tenían una especie de office junto a la cocina con una “chimenea”, la encendimos, que por cierto tenían una montaña de leña y se la gastamos toda…total, que nos ambientamos y decidimos que la encimera de la cocina estaba bien y cuando estábamos muy emocionados, aquello que se vino abajo, con todo lo que tenía encima la encimera y el fregadero completamente doblado, sin contar que estuve algún tiempo con el codo en cabestrillo, bueno con el brazo, además de la explicación que tuvimos que dar y de reparar los años….Ahora lo recordamos y nos reimos pero cuando en pleno acto aquello se cayó, creí que estaba en un terremoto o algo parecido….Un finde perfecto..
Creo que los dolores que mejor recuerdo son las agujetas que tuve durante las primeras semanas de estar con mi pareja, lo gracioso fue cuando toda inocente se lo comento a mi madre: “¡Cómo me duelen las ingles… y no sé de qué!” Mi madre encontró rápido la explicación y la carcajada fue tal que sobraron las palabras, eso sí, yo me puse de rojo para arriba. Su consejo fue que siguiera practicando… jeje!
En cuanto a roturas creo que lo peor fue romper sus gafas con mi poderoso trasero, ya sabéis… a veces la pasión no te deja ver… Ni la pasión, ni los pelos largos de la alfombra. Qué corte de rollo! Menos mal que nos dimos cuenta al final, yo no sé como no me enteré, quizás no me quise enterar, o qué sé yo…
Ufff ahora recuerdo! También rompimos una cama, una de esas tipo litera de matrimonio del Ikea… entre el ruido que hacía la cama y las lamas rotas le pillé una manía a las literas que nunca más!! Pero está claro que esa litera marcó una época.
¡Viva la madre que te parió! Nunca pensé que escribiría algo así, pero mira, lo he sentido tan apasionadamente que te lo escribo. Necesitamos muchas mamás como la tuya.
Sí… mi madre es toda una maestra de la vida!
Nadie se ha acordado de las fracturas de pene… Sloane tuvo su accidente en Anatomía de Grey
Apuntes sobre la cuestión.
No es que el pene tenga un hueso, se trata de la rotura del frenillo o de uno o ambos cuerpos cavernosos*. A veces también afecta a la uretra, aunque suele ser las menos.
Lo primero que suele producirse es un chasquido y, a partir de ese momento, infamación, cambio de color (berenjena… y nunca mejor dicho) y dolor. En ocasiones también se puede sangrar por la uretra.
¿Qué hacer? Correr al hospital. Hay que tratarlo lo antes posible, porque si el caballero no se pone en manos del médico corre peligro de quedarse con una curvatura de pene que le dificulte su vida sexual y, peor aún, una disfunción erectil permanente. En cambio, en manos del médico, el éxito está prácticamente asegurado.
El tema suele solventarse con una intervención quirúrgica. Lo siento, pero mejor eso que perder la capacidad de gozar, ¿no?
Una última cuestión: La mayoría de los accidentes de este tipo se producen estando ella encima… ¿Consejo? Delicadeza (¡no se salta!) y buena lubricación.
* Durante la excitación los cuerpos cavernosos se llenan de sangre y se hinchan hasta quedar presionados por la membrana protectora que los rodea. La tensión imposibilita la circulación de la sangre, lo que provoca que se ponga duro. (Más explicaciones sobre cómo son y funcionan los genitales masculinos en “Tu sexo es tuyo”.)
En efectos, en italiano callejero suele decirse muy a menudo “me he/me has roto el [censura] ” para indicar algo que decididamente te haya tocado los cojones (aquí también, ¡nunca mejor dicho!). A mí personalmente no me gusta muchisimísimo la posición con ella encima: además de impedirme toda forma de control, de no tener ella cuidado o de cabalgar sin conciencia de la situación, ese peligro es una posibilidad muy concreta… decididamente de podría joder el fin de semana. Pues, como me considero un caballero en todo sentido, prefiero sero yo el que monta… ;o)
una anécdota que me contaron……… una noche dos estudiantes de medicina tenían guardia, no se les ocurrió otra cosa que… darle al tema en un jardín del hospital, cuando el celador daba su ronda los pillo in fraganti en el acto, y del susto pasó algo, que el quedó atrapado dentro de ella los llevaron a emergencias, donde pa colmo de males el médico de guardia era el padre de ella, que horror que papelón no?…. Silvia esto realmente puede suceder? …..o solo es un cuento más…. y si es así por qué pasa??? ….. gracias por tu respuesta
Pues sí… yo recuerdo haber visto hace muchos años (cuando todavía se pasaban cortos antes del largometraje) un cortometraje que contaba precisamente eso: él (ello) que se queda dentro de ella… y la embarazosa situación que se produce para: bajar por la escalera a pedir ayuda a un vecino/a de confianza, ser trasladados en ambulancia (uno encima de otra), etc…
(no recuerdo los datos del corto, pero era español, creo)