13 jul

El Confesionario (VI)

1. Soy varón de 45 años, heterosexual y vivo en pareja desde hace seis. He tenido casi 20 parejas sexuales hasta ahora; tres fueron prostitutas y no se si encajan en lo de pareja. Siempre he sido sexualmente muy activo, me encanta todo lo que rodea a la seducción, miradas, coqueteos, lenguaje corporal, ese si pero no, ese quiero pero tú no me dejas

2. Mi primera vez fue a los 15 años con una amiga de la familia de 17. Estábamos de vacaciones de verano en casa de unos parientes y entre ella y mi prima me tenían más caliente que un brasero: creo que batí algún récord de masturbación cuando alguna vez entreveía sus siluetas a través del cristal de la ventana del baño, cuando se duchaban. Ellas sólo eran un par de años mayores que yo, me ignoraban o se mofaban si captaban mi interés sobre ellas. Pero en algún momento su actitud cambió y empezaron a coquetear conmigo, más bien a jugar. Cuando mi prima se echó un noviete, su amiga empezó prestarme mas atención, empezamos tonteando, luego algún beso furtivo, luego caricias y así hasta que un día me dejó ir mas allá. Ambos éramos vírgenes y aquello resultó un absoluto desastre: dolor, sangrado y miedo, mucho miedo a que ella tuviese que acudir al centro de salud. Ahora me río del asunto pero te aseguro que me tuvo un efecto “relajante” para mis impulsos sexuales durante un tiempo y por supuesto para ella que no volvió a dejar que me acercase.

3. Al verano siguiente ya sólo vino mi prima, que tuvo la “obligación ” de ayudarme a recuperar unas materias del curso. Por las mañanas estudiábamos y por la tarde solíamos ir a la playa. Aunque sólo nos veíamos en verano, era de la familia y eso me frenaba un poco, porque realmente me atraía muchísimo y a menudo me masturbaba pensando en ella. Una tarde lluviosa de calor sofocante, subimos al desván para ver algún trasto interesante y acabamos encontrando una revista porno. Empezamos a mirarla con curiosidad hasta que mi erección era imposible de disimular con un pantalón corto sin slip. Entonces ella metió su mano dentro y me sacó fuera el miembro viril empezando a acariciarlo y luego me regaló la primera felación de mi vida: corta pero muy intensa. Volvimos a subir al desván al día siguiente y copiando a la pareja de la revista lleve mi boca a su entrepierna para hacerle un cunnilingus, con mucho deseo pero poca destreza. Al final de ese verano mejoré mucho, jeje. Cuando conseguimos unos preservativos tuvimos nuestro primer coito, mi excitación era tan grande que ni recuerdo cuantas veces eyaculé hasta que ella consiguió un orgasmo. Volvimos a encontrarnos más veranos, incluso cuando ella ya tenía novio en su ciudad, no faltaba a nuestra cita. Nuestro último encuentro fue unos días antes de su boda, a modo de despedida y como regalo pasamos una noche juntos en un hotel. Sigue siendo mi prima favorita.

4. Por mi profesión, hago reparaciones a domicilio, más de una vez me he liado con alguna clienta. Debo decir que en mis años jóvenes yo estaba de muy buen ver, sin ser guapo resultaba atractivo, según dicen. No es que el tópico del fontanero sea totalmente cierto, pero me he encontrado con bastantes mujeres que han coqueteado conmigo, sin ir mas allá en la mayoría de los casos y también con alguna pareja divertida. Recuerdo a una que mientras yo trabajaba en la cocina, ellos follaban escandalosamente en la habitación de al lado. Confieso que incluso les espié por la mirilla de la cerradura: fue supermorboso.

5. Durante la “mili” me encargaron hacer un trabajo en casa de un superior. Aprovecharían que se iban de vacaciones para que hiciese el trabajo. Se encargaba de abrirme la puerta una empleada del servicio y mientras ella limpiaba, yo hacía lo mío. Así fue durante los 3 primeros días, pero al cuarto nos liamos de un modo pasional y casi salvaje. Tendría unos 35 años aunque aparentaba más. Era rellenita y con muchas curvas, y sin ser una belleza era muy provocativa. Ella llevaba una bata de trabajo sin mangas, debajo solo sujetador y bragas, como bien pude observar fijándome un poco. Empezó haciendo algunos comentarios porque yo iba con el torso medio desnudo, a los que yo respondí con otros cargados de segundas intenciones. Así la cosa fue subiendo y en un momento dado cuando ella estaba en el fregadero, me acerqué por atrás, llevé mis manos a sus grandes pechos y lamí su cuello. Sin darse la vuelta ella me tocaba mientras yo le susurraba al oído lo que deseaba hacerle. Metí mi mano entre sus muslos y noté la humedad de su entrepierna, la acaricié, le bajé las bragas, entonces se agachó y me pidió que la penetrara así de pie. Fue un polvo bestial, un aquí te pillo, aquí te mato, pero tremendamente excitante. Ni que decir tiene que cada noche yo volvía al cuartel cansado, pero muy satisfecho. Recuerdo cuando nos despedimos al licenciarme y volver a mi ciudad, me regaló un tupper con leche frita para el camino, la hacía riquísima, y una cajita pequeña que según ella me dijo contenía algo que me haría recordarla. Mi sorpresa al abrirla en el tren fue encontrarme unas bragas suyas y creo que a raíz de eso nació la costumbre de pedirle una prenda de lencería a cada mujer con la que intimé, quizá podría decirse que me volví un fetichista. Esa colección la quemé el día que mi actual pareja vino a vivir conmigo, ya que a ella también le había solicitado su “regalito” antes y conocía mi afición, pero consideré de mal gusto conservar todo eso.

6. Aún hoy no consigo explicarme muy bien como me pudo atraer sexualmente una mujer que me caía fatal, con la que no tenía el menor feeling y sin embargo me ocurrió. Una chica pija en el sentido malo de la expresión… pedante, altiva, presuntuosa, clasista y por supuesto impecablemente arreglada siempre. Yo hacía trabajos para una empresa a la cual ella se incorporó como mando intermedio. Desde el primer día creó mal ambiente de trabajo, casi nadie la soportaba y en mi caso empezamos mal, con una discusión tremenda. La cosa fue a peor y acabó por prescindir de mis servicios; pero había algo en ella que me provocaba un deseo fortísimo de “follarla”, lo pongo entre comillas porque realmente solo quería eso… Como me importaba poco fui en plan malote con ella: le dije cosas obscenas y la piropeé explícitamente. Pasados ya unos meses sin verla, coincidimos en un local nocturno. Ella llevaba un vestido blanco muy ceñido que destacaba con las luces de neón. Y me dije: ¡o ésta me arrea un bofetón o cae en mi cama! Le eché valor y me fui a por ella. La tomé de la mano y la llevé hasta la pista de baile sin decirle nada. Bailamos durante un rato música latina y la apretaba contra mí. Ella lejos de apartarse lo tomó como un juego: a ver quién cede antes y nadie cedió. Le fui susurrando al oído lo que me gustaría hacer con ella esa noche. Ella me llamaba flipado y se reía y me decía de todo menos guapo, pero, aun no se cómo, acabó en mi cama. El sexo con ella era muy fogoso, bestial casi. Algunas veces terminábamos con moratones ambos. Creo que si existe el magnetismo entre personas, el nuestro fue un caso de ello: todo el rechazo, antipatía, mal rollo que teníamos fuera, se convertía en una atracción enorme en la cama. Creo que nunca hicimos el amor, solo nos follábamos. Fue la única mujer con la que tuve sexo y no hubo empatía, afecto, amistad o cualquier otro sentimiento positivo, solo sexo puro y duro. Nuestros encuentros convertían la cama en casi un ring y no porque nos zurráramos, sino porque aquello parecía mas un combate cuerpo a cuerpo que otra cosa. Nos citábamos enviándonos mensajes subidos de tono y nada más estar juntos nos entregábamos a una pasión volcánica, visceral y con fecha de caducidad. Cuando las citas empezaron a decaer lo dejamos sin decirnos nada: no hacía falta pues ambos sabíamos que aquello no tenía futuro.

7. Actualmente tengo pareja estable desde hace seis años. Nos compenetramos muy bien en la cama, no en vano fuimos amantes desde casi 2 años antes de plantearnos ser algo más. Tenemos buena comunicación, compartimos fantasías y estamos en la fase de plantearnos dar el paso de compartir sexo con otras personas.

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17 respuestas a El Confesionario (VI)

  1. sylvia dice:

    Gracias EC (VI) por este confesionario. Leerte me ha regalado uno de esos momentazos en que sonrío, me abrazo imaginariamente y me digo: “Me encanta este curre”. Gracias.
    Aprovecho la ocasión para decirles a los caballeros que seguís este blog que las mujeres están ganándoos por goleada en eso de confesarse. ¿No hay huevos? Porque ovarios, haberlos haylos.

  2. Koshka dice:

    Vaya! Acabo de entender el comentario de ayer en el FB Sylvia….jajajaja

    Madre mía….me ha encantado desde el principio, lo de la seducción y el coqueteo (para mi es la salsa de la vida) hasta el final, siendo amantes antes que pareja, un gran inicio sí señor. Y no hablemos del intermedio, ¡menuda prima!¡La noche antes de la boda! yo jamás llegué a nada más que algún toqueteo de niños y algúnos apretones en bailes de mayores. Y el servicio….y el fontanero….parece un compendio de los tópicos de deseos fantasiosos que quien más quien menos ha tenido.

    Muchas gracias por tu confesión y la sonrisa boba mañanera que me ha provocado

  3. mvf dice:

    Que bueno!! A las mujeres suele gustarnos mucho ver decisión en los hombres, si uno demuestra un interés superlativo por ti, tiene muchos puntos ganados.
    La primera parte de esta historia me hace recordar por conversaciones que he tenido con otros chicos lo mal que lo pasan en la adolescencia para poder disimular las erecciones espontáneas e incontroladas.
    Y el poder que teníamos las chicas en aquella época. Ahhh…nostalgia.

  4. Sinpelosenlalengua dice:

    Si el odio te llevo a ese sexo, ¡quiero que me odien! Voy a ingeniármelas para que me odie uno de la oficina que me tiene loquita. Que calentón llevo.

  5. Me encantan las confesiones masculinas por lo que tienen, algunas, de salvaje. Sin tapujos. Aquí te pillo, aquí te mato. Y la madurez que se desprende del paso del tiempo en el relato. ¡Gracias varón de 45 años!

  6. Dora dice:

    Guau, vaya confesión. Reconozco que ha sido la que más me ha excitado hasta el momento… y era difícil. Buena advertencia la de anoche de Sylvia. Me encantan los relatos tan sexuales.

    Dos cosas:

    1- Me siento identificada con el hecho de sentir mucha atracción por una persona que te cae fatal.

    2- Admiro a las parejas que son capaces de plantear, sinceramente, la opción de acostarse con otros.

    Enhorabuena.

  7. Dora dice:

    Ah! Y gracias a Sylvia por ofrecernos estos confesionarios, son una idea magnífica.

  8. Emilia Vie dice:

    Me encanta esto del confesionario! Gran idea Sylvia, a tus pies.
    Y a ti, fontanero fogoso (se que no eres fontanero, pero…) es genial leer cosas así, dar el paso a mostrarse tal cual. Ademas, haciendo este ejercicio de memoria, llegas a ver lo que aprendiste en el camino (Y vaya si tuviste camino!! Uffff)
    Cuando un hombre se confiesa de esta manera, a mi me puede!! Tu prima, la del baton, la pija y todas las que te dejaron su lencería, afortunadas ellas!!! Y mas afortunada tu pareja, que se nutre de todas ellas!!! Plas Plas Plas

  9. Atrevida dice:

    Ay ay ay……varón de 45 años…… y sylvia de béjar!!!!! Como m tenéis!!!! Esto es la bomba!!!! MIL GRACIAS

  10. Helenna dice:

    Ay varón de 45, que penita no haberme cruzado contigo! Sin muchos adornos, directo, al grano. Una bomba sexual. Me ha encantado!

  11. junebarbi dice:

    Entre que he dejado la pildora (“alteración hormonal”), “Grey” y ahora el confesionario estoy segura de que estoy contribuyendo con el calentamiento global!!
    Qué idea mas buena!Me ha encantado leerlo, gracias a los que han compartido sus vivencias

  12. Belén dice:

    ¡Madredelamorhermoso! Es lo que ha salido de mi boca tras leer a este confesor. No sé con qué momentazo quedarme, todos me gustan: empezando por el de “vergüenza y virginidad, cuando se pierden para la eternidad”; pasando por “cuanto más primo, más me arrimo”; mención especial para el fontanero y sus herramientas que todo lo arreglan, por algo Einstein dijo en su día “Si tuviera que vivir de nuevo, sería fontanero”; en “historias de la puta mili”, lo del fetichismo de las bragas está bien, pero el “tupper con leche frita” me ha llegado al alma, y como enunciado metafórico sería muy a tener en cuenta. Por último, yo tampoco entiendo los motivos por los que a veces nos erotizan personajes a los que no daríamos ni la hora, ¿por qué de repente estoy echando el polvo de mi vida con alguien a quien hace cinco minutos estaba llamando sabandija asquerosa? ¿¿¿Por queeeeeeeeé???
    Tu actual situación ni la comento porque es envidiable. Pienso que es el punto al que deberíamos llegar todas las parejas. “Compartir es vivir”.

    • Maria Tormento dice:

      Eso digo yo “madredelamorhermoso”!!!!!!!!!!!
      Me encanta esta confesión.
      Creo que la volveré a leer como “cienes y cienes” de veces antes de poder añadir nada mas a lo dicho por Belén.
      Por qué todos los operarios que vienen a mi casa son como el Supermario y ninguno me “arregla el cuerpo”??? jajajajaja
      Gracias varón de 45.

  13. Cora dice:

    Me ha encantado leerte, varón de 45 años.
    Leo todos los confesionarios, y de todos ellos intento sacar alguna experiencia o alguna reflexión para mi vida. No juzgo a nadie por lo que cuenta, porque son sus historias y sus vivencias. Cada confesionario me transmite alguna sensación y me motiva en mi vida personal. Pero he de decir, que no con todos disfruto a la hora de leerlos. Y por éso te voy a dar las gracias doblemente. Por un lado, por compartir tus experiencias, y por el otro, por hacerlo como lo has hecho. Has narrado tus experiencias sin ser demasiado explícito. Es fácil intuir que efectivamente has vivido y disfrutado de tu sexualidad a tope, sin necesidad de detallar cada uno de los encuentros. Y yo, personalmente, lo agradezo. Por éso lo he leído, releído y, además, lo he disfrutado.
    Gracias!!

  14. EC--varon de 45 dice:

    Antes de nada agradecer todos los comentarios sobre mi “confesión”, especialmente a mi pareja por animarme a contarla y a Sylvia por darme la oportunidad y como no a ARO por esa imagen tan favorecedora, jaja… algún día quise ser así de “cachas”, jaja. De todos modos conviene puntualizar que lo que hace especial el relato es vuestra imaginación, seguramente las cosas no fueron tan ideales o quizá también sea que la memoria con los años solo recuerda el lado bonito de las experiencias. Por último animo a que contéis vuestras vivencias… os aseguro que tiene su punto leerlas. Un saludo a tod@s

  15. Dolores Retamosa Guerrero dice:

    Me gusta este comentario. Además me ha recordado un chiste que me hace mucha gracia.

    Va un fontanero a hacer un arreglo a un domicilio. Llama a la puerta y abre una señora que sin más le dice: “anda, anda, pasa a la habitación… que tenéis una labia….”.

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